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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

sábado, 27 de junio de 2020

josé manuel barrios / de "librería psoas"













De pie sobre la nieve voy de espaldas al camino.
Doy la vuelta al mundo, mi mundo, una porción
meritoria que viaja en la galaxia de alfa a omega.
La oficina del cielo es un pedazo de madera perfecta
tallada por sus cuatro lados. Dejando en claro que el fin
es la continuación a escala en cada página.
He guardado en mi saco una carta con el código
binario de tus ojos. Mi escritorio tiene olor a tulipanes
degollados bajo la primera luz de marzo.
Porto esta misiva, reitero los dados, propulso mi suerte.
Serán los árboles, en su corteza, quienes segmentarán
la imaginación. De su blesura sangrante surge este poema
que no inventa absolutamente nada.
Este poema repite la imaginación de los árboles.

~

YO TE DONÉ mi nombre cuando los vientos nordenses aún
lo pronunciaban.
La idea del cielo fue elaborada tras la maciza del Castillo.
Sobre el ala oeste, en dirección a los cardos.
Abajo, el calabozo de los prisioneros (nunca vi algo así).
Por una pequeña rendija entraba la luz y por la otra la ración
de combate.
¿Qué horizontes o estrellas supieron partir sobre la lógica de
estos campos?
Ahora el Castillo es una fortificación inútil,
y tu calabozo una sugerente atracción de los domingos por la
tarde.

~

YO TE DONÉ un vestido robado para que tus saludos fuesen
todos plurales.
Y que lloviesen como nubes que avanzan en mandalas.

Por tu imaginación di la mitad de mi sangre y por tu cesura
la mitad de mi fuego.
Mi padre, que nunca fue mi padre, amó bien a los tomates, coles
y legumbres. Pero un día despertó siendo un oso y devoró casi
todos los alimentos de la alacena dejando el resto a la sazón de
los rapaces.

~

YO TE DONÉ los huesos que no tenía para que el horizonte
brillara en tus ojos que son mi polo norte en el sopor del
verano.

***
José Manuel Barrios (Montevideo, 1983) Librería Psoas. Santiago de Chile: Ediciones Litost, 2019.

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