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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

viernes, 25 de septiembre de 2020

li po / tres poemas













Visita infructuosa a un taoísta de la montaña Dai Tien

*

En medio del murmullo del arroyo ladra un perro.
Tras la lluvia se abren con vigor flores de durazno.
En lo más hondo del bosque, corre uno que otro ciervo.
Y junto al agua, ya es mediodía, aún no oigo campanadas.
Cortinas de bambúes separan las densas nieblas,
y de la esmeralda cumbre pende una cascada.
Nadie sabe adónde ha ido el ermitaño.
Triste descanso, recostado en un pino.

~

Visita a mi maestro Yong en su ermita



Rodeado de picos que tocan el cielo,
vives en plena libertad, olvidando los años.
Aparto las nubes y busco el antiguo sendero.
Y recostado en un árbol, escucho el susurro del arroyo.

Entre flores primaverales, los búfalos negros se acuestan,
entre pinos erguidos, las grullas blancas reposan.
Con nuestras voces, el crepúsculo cae sobre el agua.
Solo, desciendo en medio de las brumas y el frío.

~

Una noche entre amigos

*

Para ahuyentar las eternas tristezas mundanas,
nos entregamos a beber, por centenas de jarros.
La hermosa noche invita a largas pláticas,
y la brillante luna nos quita el sueño.
Ya ebrios, nos acostamos en la yerma montaña.
El cielo es nuestro cobertor, y la tierra, nuestra cama.

***
Li Po (Suyab, 701-Dāngtú Xiàn, 762)
Versiones de Chen Guojian

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