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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 7 de mayo de 2025

julio barco / un poema













A Seremsa

Barrio mío del que no he huido 
Y del que ya no podré escapar jamás.
Atardeceres de verano con el viento fresco
¡Noches Inmensas! ¡Parque del Colegio 1047!
Reciban la canción de su poeta.

Vivir quisiera siempre y ver desde aquí
sabrosa entonación de los rituales del fuego.
Eternamente vivo de poema y belleza
arrancar dientes de león de El Verde
Y sentarme en El Cañito a ver la carretera Prialé.

Cerros, Jardines, Muchachas, Armonía,
Avenida los Puquiales y Río Surco. 
Puentes peatonales, altas torres eléctricas 
y perros flacos, yo los amo con ternura.  

La flora y fauna de mis células son la sombra de
Los árboles de la avenida Principal Atarjea. 
Yo aquí me dediqué a destejer el universo
y a tornar plastilina la realidad perfectamente visible.

Yo no quiero partir a un edificio con rejas y control,
yo no quiero abandonar los arenales de mi casa,
yo no quiero despertar en un lugar pulido,
quiero crecer desde aquí y no ser vencido. 

Yo quiero sembrar mi pequeña esperanza
entre mi gente, mis amigos, las esquinas y mototaxis.
Entre chibolos achorados, albañiles, 
Entre señoras que venden salchipapa,
Entre niños maltratados y abandonados por sus padres
y bodegueras, panaderas, y más eras
y entre tantas eras, sentir el corazón de todos
y cantarlo en mi pequeña sílaba ardiente. 

Por la cruz de Sagrado Madero
celebramos en mayo las plurales verbenas.
Se recuerda entonces el peregrinaje 
de la Atarjea a Seremsa. 

Seamos bienvenidos 
a la noche de las fiestas y cebadas
Y al solidario plato delicioso 
de carapulca con sopa seca. 

Barrio mío, te miro desde la sombra 
de mis libros libres
Y sin ápice de tedio, 
aún respiro y ardo
y entrego para siempre mi fresco corazón
a tu gente, tu tierra, tu futuro
como una semilla cósmica
en la vasta arquitectura,
Seremsa, lila del Perú.

***
Julio Barco (Lima, 1991). Inédito.

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