jueves, 31 de octubre de 2024

ólga vótsi / de las fuentes













Todos quieren beber de las fuentes.
Uno empuja al otro al abismo
y el ansia secreta brilla como un cuchillo en la noche.
Todos han arrojado
a los pozos a alguien vivo
y han tapado con las manos el horror.
Deseos intactos que no salen a la luz.
Sólo el sueño libera la boca
y escuchamos los ladridos del bosque,
nos detenemos en sus lindes
y temblamos.

***
Ólga Vótsi (El Pireo, 1922-Atenas, 1998)
Versión de Horacio Castillo

miércoles, 30 de octubre de 2024

gottfried benn / dos poemas













Es que son humanos

*

"Tener las ideas confusas y no saber escribir
 no es surrealismo".

Es que son humanos, se piensa
cuando el camarero choca con una mesa,
una mesa invisible,
una mesa de clientes habituales, o algo parecido, en un rincón,
es que son gente sensible, sibaritas,
que seguro tienen también sus sentimientos y sus penas.

Tan solo no estás
en tu confusión, inquietud, en tus temblores,
también aquí habrá duda, vacilación, inseguridad,
si bien en la conclusión de los negocios,
lo humano universal,
en formas de economía,
¡también allí!

Infinita es la pena de los corazones
y general,
pero, ¿han amado alguna vez
(fuera de la cama)
ardiendo, consumidos, sedientos de desierto,
después de un zumo de melocotón
que viene de una boca lejana,
sucumbiendo, ahogándose
en la incompatibilidad de las almas ? -
no se sabe, tampoco
se puede preguntar al camarero
que junto a la  caja registradora
teclea la nueva cerveza,
ansioso de tickets,
para apagar una sed de otro tipo,
pero que viene de muy hondo.

~

Poema

*

¿Qué significan estas compulsiones,
palabra, imagen, cálculo -a medias?,
¿qué hay en ti?, ¿de dónde estos impulsos
de un callado sentir entristecido?

Confluye en ti desde la nada todo,
viene de cosas sueltas, de un potpourri;
coges allí cenizas, allí llamas,
las esparces, apagas y proteges.

Sabes bien que no puedes abarcarlo,
rodéalo, el verde seto
en torno a aquello y esto; relajado,
pero también proscrito en el recelo.

Estás en juego día y noche,
también te esculpes en domingo
y en la juntura incrustas tú la plata,
la dejas luego, es ella: es el ser.

***
Gottfried Benn (Putlitz, 1886-Berlín Oeste, 1956)
Versiones de Eustaquio Barjau

martes, 29 de octubre de 2024

daniel rojas pachas / dos poemas










Eielson
 
*

Paso las mañanas
solo
en este lugar,
puedo escuchar a los vecinos salir de sus departamentos.
El agua que llena la cubeta del chico que limpia todos los días el estacionamiento
la música del pianista anónimo, dos pisos más arriba.
Solía molestarme la repetición de las tonadas, ahora extraño sus ensayos
tener esas canciones todo el día en mi cabeza.
El tiempo parece una broma que no entiendo.
 
El dolor mismo es un juego trágico.

Trato de terminar otra novela
no sé quién puede interesarse por mis textos.
Antes eso me robaba mucha cabeza, veía una película o video
y me sorprendía distraído
fuera de foco, perdido en la trama pensando en mis propias historias inconclusas.
Todas las mañanas despido a mi hija con un beso.
Ella corre hacia el patio donde están sus amigos.
Regreso por las mismas calles,
trato de recrear los pasos que di
creo que ya no tengo amigos a los cuales llamar.
Camino y busco completar mis historias, imagino a mi hija, ¿qué hace en el colegio?
la extraño
y veo esos gigantes árboles frente a la iglesia.
Me quedo un buen rato viendo esos árboles,
un hombre entrena a un pastor alemán en ese parque
me gusta verlos correr de un lado a otro.
Ancianos entran a la iglesia, se escuchan canciones de alabanza
el blanco edificio palidece frente a los árboles.
Paso las mañanas cocinando y escucho viejas canciones.
Reviso el correo, trato de responder a esos que se dicen mis amigos, ¿lo son?
Respondo a quienes buscan mi ayuda e incluso a quienes no conozco y quieren algo de mí.
Me aburro con facilidad
termino borrando muchos correos, respuestas inconclusas quedan sin enviar
y pierdo mi tiempo leyendo historias que no me interesan.
Personas que se quejan de su suerte, otras que quieren maravillarnos con su éxito.
Trato de acostumbrarme a esta soledad, tan distinta a la que solía disfrutar.
Ya no me importa qué piensen los demás respecto a lo que escribo, quizá nunca me importó.
Sólo trataba de convencerme.
Mientras miro el fuego cocer una carne
y espero mi esposa regrese a casa, darle un beso, sentir el olor del shampoo en su cabello,
debo ir a buscar a mi hija al colegio.
En casa, sirvo el almuerzo.
 
Mi hija me cuenta lo que pasó hoy en clases,
tiene una compañera que la ofusca
me hace reír
escuchamos alguien subir las escaleras, el ruido de llaves, trato de imaginar un final para la novela,
algo en mí no quiere que esto acabe
pasan los días y nada en verdad sucede
el tiempo comienza a borrarme y me siento feliz por eso.
 
 
César Moro
 
*

Ahora solo veo rostros
infinitos rostros y gestos en los buses
seguidos de largos túneles y calles repletas.
Turistas en mi mundo
como un camino que se pierde en otro continente
cuerpos que no me dicen nada.
Inevitable
nos vamos quedando solos.
Mis padres ya no están.
Mi madre murió hace mucho
y no he vuelto a la ciudad en que está enterrada.
Mi padre yace enfermo
en la cama de esa misma ciudad
y es un reflejo frágil y tenue de quien creí conocer.
Me cuentan en la lejanía
de mí así llamado hogar
de la muerte del padre
de un así llamado amigo
del cual con suerte
puedo recordar el sonido de su voz.
Pero tengo presente
ciertos momentos en que nos reímos
y pensamos
creo
quizá con ingenuidad
que la amistad
y esos momentos
tendrían alguna trascendencia
algo más que lo que otorga la nostalgia.
Ahora solo veo rostros.
Una niña
y esa triste sonrisa que dedica a su madre
otro cartel
escritura sobre las nubes
«Botellita de mezcal
todo lo que digas se me va a olvidar»

***
Daniel Rojas Pachas (Lima, 1983)

lunes, 28 de octubre de 2024

ralph waldo emerson / el pasado










La deuda se pagó,
El veredicto se dictó,
Las Furias dispuestas,
La plaga se quedó,
Todas las fortunas hechas;
Gira la llave y que se cierre la puerta
Dulce es la muerte por siempre jamás.
Ni la esperanza arrogante, ni el oscuro disgusto,
Ni el rencor asesino pueden entrar.
Todo ahora está seguro y adelantado;
Los dioses no pueden sacudir el Pasado;
Vuela hacia la puerta adamantina
Atornillada por siempre jamás.
Nadie puede volver a entrar ahí, —
Ningún ladrón tan diplomático,
Ni Satán con sus trucos de realeza
Robar desde la ventana, resquicio o agujero,
Para atar o desatar, agregar lo que no se tenía,
Meter una hoja, o falsear un nombre,
Una cara nueva o terminar lo que está completo,
Alterar o enmendar los hechos de la eternidad.

***
Ralph Waldo Emerson (Boston, 1803-Concord, 1882)
Versión de Noelia Torres

/

The past

*

The debt is paid, 
The verdict said, 
The Furies laid, 
The plague is stayed, 
All fortunes made; 
Turn the key and bolt the door, 
Sweet is death forevermore. 
Nor haughty hope, nor swart chagrin, 
Nor murdering hate, can enter in. 
All is now secure and fast; 
Not the gods can shake the Past; 
Flies-to the adamantine door 
Bolted down forevermore. 
None can re-enter there,— 
No thief so politic, 
No Satan with a royal trick 
Steal in by window, chink, or hole, 
To bind or unbind, add what lacked, 
Insert a leaf, or forge a name, 
New-face or finish what is packed, 
Alter or mend eternal Fact. 

domingo, 27 de octubre de 2024

ana hatherly / historia de la niña loca













Buscaron por toda la casa, por toda la tierra,
pero nadie la encontraba.
Ella estaba en el tejado detrás de la chimenea.
Miraba las estrellas y cantaba.
¡Estaba tan feliz y sosegada!
Miraba las estrellas y cantaba.
¡Dios mío, estaba loca!
Hay que llevársela.

¡Era tan feliz!
Miraba las estrellas y cantaba…

Me hablas de alas,
de volar…

Pero ¿no ves que yo no soy nada,
que no soy ni ángel ni persona,
ni ave ni ingenio,
que mi definición es completamente otra?

Yo no soy más que el mismo suelo…

Mi vida es poética:
planea entre la vaga mentira y la realidad.

El amor me sucede
como las hojas a los árboles.
Y tan singularmente
que ya ni siquiera sé si es natural que un árbol tenga hojas.

***
Ana Hatherly (Oporto, 1929-Lisboa, 2015)
Versión de Martín López-Vega

sábado, 26 de octubre de 2024

charles reznikoff / de "autobiography: new york"












II
Estoy solo,
y feliz de estar solo.
No me gusta la gente que callejea
hasta tarde, que camina despacio
después de medianoche
entre las hojas caídas en las aceras.
No me gusta mi propia cara
en los pequeños espejos de las tragaperras
ante las tiendas cerradas.

IV
Me gusta el sonido de la calle,
pero aislado y solo,
junto a una ventana abierta
y tras una puerta cerrada.

VII
Las cuerdas a merced del viento
golpeando el asta
(la bandera ha sido arriada);
detrás de las desnudas copas de los árboles
las luces de un avión
se alejan lentamente.

Una o dos estrellas brillan
entre las chimeneas de la fábrica;
la calle oscura y en silencio
porque han roto la farola
y hace frío y es tarde.

***
Charles Reznikoff (Nueva York, 1894-1976)
Versión de Jonio González

/

II
I am alone– 
and glad to be alone; 
I do not like people who walk about 
so late; who walk slowly after midnight 
through the leaves fallen on the sidewalks. 
I do not like 
my own face 
in the little mirrors of the slot-machines 
before the closed stores.

IV
I like the sound of the street– 
but I, apart and alone, 
beside an open window 
and behind a closed door.

VII
The ropes in the wind 
slapping the flag-pole 
(the flag has been hauled down); 
behind the bare tree-tops 
the lights of an aeroplane 
moving away slowly. 
A star or two shining 
between factory chimneys; 
the street dark and still 
because the street-lamp has been broken 
and it is cold and late.

viernes, 25 de octubre de 2024

arseni tarkovski / tres poemas













La Palabra

*

Una palabra es solo una piel,
una delgada capa, un sonido hueco
pero un punto rosa late dentro,
y brilla un extraño fuego en él.
Una vena late, una arteria se curva.
Y no te importa del todo,
que eres afortunado
al haber nacido con una camisa.
Desde el comienzo de los tiempos
la palabra tiene poder.
Y si eres poeta y no tienes
mejor camino en este complicado mundo,
no describas tan temprano
las batallas o los ensayos del amor.
Cuidado con las profecías,
mejor no tentar a la muerte.
Una palabra es solo una piel,
una delgada capa de masas humanas,
y cualquier línea en tu poema
afila el cuchillo de las parcas.

1945.

~

Conocí a la hierba cuando empecé a estudiar,
y la hierba como una flauta comenzó a silbar.
Capté la mezcla del sonido y el color,
y también cuando su himno la libélula cantó—
pasando como un cometa entre el verde inquieto—
Conocí una lágrima en cada gota de rocío.
Conocí que en cada faceta del gran ojo,
en cada arco iris de brillantes alas zumbantes,
habita la palabra ardiente del profeta—
por algún milagro, encontré el secreto de Adán.
Me encantó mi trabajo tormentoso, esta complicada
masonería de palabras adheridas por su luminosidad,
misterio de sentimientos vagos y una repentina claridad
aterrizando como pájaros. En la palabra verdad vi aparecer a la misma verdad.
Mi lenguaje era verdad como un análisis espectral,
y las palabras se reunían a mis pies para escuchar.
Además, amigo, haces bien al decir que
escuché un cuarto del ruido, vi la mitad de su alumbrar.
Sin embargo no degradé a la hierba ni a mi familia
ni insulté a la tierra ancestral estando alegre,
y mientras trabajé en el mundo acepté el regalo
del pan fragante y de la más fría agua primaveral;
a mi mano se cayeron las estrellas
arrojándose sobre mí desde un cielo abisal.

1956.

~

Terreno  

*

Si estuviese escrito en las estrellas
que reposaría en la cuna de los dioses
y sería criado por una nodriza celestial
sobre la sacra leche de las nubes
Yo sería el dios de un arroyo o de un jardín,
guardando algún grano o alguna tumba.
Pero yo no quiero ser inmortal. Soy humano
y temo de un destino ultra-terrenal.
Gracias a Dios mis labios no han sido cosidos
en una mueca, sobre la bilis y la sal de la tierra.
¡Hasta luego, Olímpico violín!
No quiero tu risa o tu canción.

1960.

***
Arseni Tarkovski (Elisavetgrad, 1907-Moscú, 1989)
Versiones de Eduardo R. Blanco desde la traducción al inglés de Philip Metres y Dimitri Psurtsev.

jueves, 24 de octubre de 2024

francisco félix / dos poemas













Habitar la distancia

*

Llegas a la casa, dejando afuera la distancia y navegas en el mar abierto entre el cuarto y la cocina. La costa entera en sus ventanas. Te conviertes en un turista vagando por la casa. Conversas con esas cosas pequeñas que habitan el tiempo del hogar; ese polvo testigo que hoy regresaste. Somos lugares para la distancia, el comienzo y el final de las horas que recorren nuestro cuerpo, esa “crudeza del año” que revelan las paredes. Mirarte un día en el espejo y reconocer que has envejecido y corres a escribir un inventario de las cosas que perdiste y una lista para que no se olviden las cosas que quedan.

~

Fragmento: Papá no vuelve a casa

*

Siete de la mañana. Otro día luego de la oscuridad. El sonido de los carros ahoga el canto de los pocos pájaros que quedan en el barrio; apenas es un alarido cansado, el eco de un grito que parece más lejos. La resolana invade el cuarto con un resplandor hostil y el calor de la noche pegó mi cuerpo a la sábana. Siento la gravedad de la noche aplastándome el pecho. El nudo en el estómago. Me pongo de pie con dificultad. Los huesos de mamá también crujían al levantarse. Escucho toda mi anatomía quebrarse al estirarme. Mi quejido apenas se escucha. El polvo estacionado en los rayos de luz. La ventana da al balcón. Desde aquí, la ciudad parece una foto vieja color sepia. El barrio se desvanece con cada amanecer; como si la foto fuera poniéndose vieja con el tiempo.


***
Francisco Félix (Río Piedras, 1990)

miércoles, 23 de octubre de 2024

justyna wojdyło / tormenta













jugaremos a que la presa revienta
llueva, hay tormenta
desaparecerán los balnearios* y
las aves de ribera

sólo ven

fingiremos ser casas inundadas
salvaremos con nuestros pensamientos a los niños y a los ancianos
sobre las tumbas sumergidas nos tambalearemos
junto con el hijo de Eolo
tocaremos cimas

entrarás y te quedarás –
como un rayo en el cochecito de aquel niño del número cuatro
como una carta en el buzón del difunto

* N. de la T. En original: “ciechocinki” —nombre en plural de un balneario concreto, ubicado cerca de la ciudad natal de la poeta, Włocławek. La atraviesa el río Vístula sobre el que se construyó, en 1970, una enorme presa, abaratando costes. La mala calidad de la obra  influye en el imaginario local y crea una sensación de eterno peligro.

***
Justyna Wojdyło (Wroclaw, 1985)
Versión de Ada Trzeciakowska

/

Burza

*

pobawimy się, że tama pęka
pada deszcz, jest burza
znikną ciechocinki i
nadrzeczne ptaki

przyjedź tylko

poudajemy zalane domy
będziemy wynosić na własnych myślach dzieci i staruszków
po zatopionych grobach zataczać się
wraz z synalkiem Eola
szczytować

wejdziesz i zostaniesz –
jak piorun w wózek tego dziecka spod czwórki
jak list w skrzynce po umarłym

martes, 22 de octubre de 2024

allen upward / dos poemas













El pez de oro

*

Como un soplo de almizcle atesorado,
Como las aletas doradas que se mueven
Donde se separan las sombras verdes del acuario
Las llamas vivas del crepúsculo
Son los fulgurantes latidos del amor
En el apasionado corazón de quien ama.

~

El peral

*

Este peral que da sombra, tú
No lo dañes, ni humilles su follaje;
Bajo él dormía el Duque de Shau.

Este peral que da sombra, tú
No lo dañes, ni rompas su ramaje;
Bajo él se quedó el Duque de Shau.

Este peral que da sombra, tú
No lo lastimes, ni dobles su ramaje,
Bajo él se detuvo el Duque de Shau.

***
Allen Upward (Worcester, 1863-Wimborne, 1926)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

The Gold Fish

*

Like a breath from hoarded musk,
Like the golden fins that move
Where the tank's green shadows part-
Living flames out of the dusk-
Are the lightning throbs of love
In the passionate lover's heart.

~

The Pear-Tree

*

This shade-bestowing pear-tree, thou
Hurt not, nor lay its leafage low;
Beneath it slept the Duke of Shaou.

This shade-bestowing pear-tree, thou
Hurt not, nor break one leafy bough;
Beneath it stayed the Duke of Shaou.

This shade-bestowing pear-tree, thou
Hurt not, nor bend one leafy bough,
Beneath it paused the Duke of Shaou.

lunes, 21 de octubre de 2024

nidia hernández / desde hace días









Desde hace días
Crece algo parecido a la nada
Que se inmensa

La blanda brújula del corazón 
Toma un camino de agua y se compensa
Luego de ir de una galaxia a otra

No puedo hacer nada
Por ti o por mí
O por nadie
Por el silencio que el viento extiende y lleva lejos
Por la escala invertida y perenne de los días
Por el reloj que vaga
Ciego
Fugaz
Indiferente

El radar de la inconsciencia
Rastrea lugares
Voces
Bambúes
La lumbre de una cabaña en la montaña
Un silencio que amo 
Y personas que te esperan

Todo comienza a desaparecerse
En la neblina de la mente
Menos la luz parpadeante de las luciérnagas 
Y todo es posible

Es posible por ejemplo
Ser una tortuguita recién nacida
Pedaleando en la oscuridad del mar
Como si conociera todos los caminos

Es posible ser una tortuguita
Indefensa
Frágil
Sobreviviente
Sola
Que vuelve al océano
Sin saber nada de sus padres

Y aun así
Cumple invariable
El hexágono de sus ancestros
En el aro del mar y de la arena

Es probable que todo sea
Únicamente mar

***
Nidia Hernández (Caracas, 1957)

domingo, 20 de octubre de 2024

sergio badilla castillo / tres poemas











Puertas del Averno

*

Qué arrogancia la mía. Viví durante años
en el barrio de Swedenborg en Estocolmo. 
En cierto modo yo era un ermitaño con cejas hirsutas
con el afán de asceta de corazón maltrecho. 
Qué podían dejar de lado aquellas ánimas en pena
sino la ceniza bramando en el esternón
de un moribundo.
Sin embargo había demonios entre nosotros que hacían
palpitar la tierra  para incriminar a los
ingenuos.
Quizás alguien nos espiara en la penumbra
desde las puertas del averno.
Lo mejor hubiera sido fingir que no estábamos lúcidos 
cuando la función estaba a punto de comenzar
y el suicida divisara a la muerte en el espejo que le regalé
un día jueves.

~

Ceremonia próxima

*

        Me someto cada día a la barbaridad de las cosas
con el frenesí de las alturas que alcanza la pluma
y declamo en el humo
que me llamo individuo por muchas equivocaciones,
invierno que confunde la hierba
con sus tarsos,
cuando las puertas,
más tarde que la espiga,
me devuelven inmutable al surco.

No tengo intereses pasajeros,
más allá de la relevancia de los insectos
y sus tempranas transparencias,
tan sólo botánico
de anaqueles profundos como territorios de arena,
picapedrero
en el interior foniátrico de los moluscos
que abandonaron sus utensilios para siempre
y me he quedado encerrado en las distancias
pequeño,
mal vestido y próximo.

~

Hoy me declaro rey de Snaeland

*

Hoy me declaro rey de Snaeland, 
en la espesa bruma que ciega la bondad de los ojos
ante las piedras quietas que fueron arrancadas de su sitio
para ocultar la huella de los que se fueron de la tierra. 
El trueno sonó repetidamente en la oquedad del silencio
rompió la humildad visible de todos los cristales
y los años se hicieron inciertos para aplacar la terquedad de la memoria. 
Muchos callan sus bocas o dan vuelta la espalda
desean recurrir a la lógica del recuerdo que se pierde, 
a la solemnidad del buitre cuando alcanza las alturas, 
pero que aún así, se nutre de horror en su rapacidad de ave. 
Las playas siguen siendo arenales, 
donde se esconde la vergüenza de los cuerpos sin rostro. 
El oso avista una vez más, bestialmente a su presa entre las rocas, 
sin embargo, su zarpazo no tendrá la misma fuerza que antes.
Mi casa está todavía, me dicen, en la vecindad humilde de las bajas lumbres, 
donde se refleja el vértigo de la totalidad del universo, 
en la intransparente oscuridad de los rincones.
Equivocado así pues, en la duda, seguiré siendo el extraño, 
el ingenuo, el absurdo, el pendenciero. 
Vuelvo entonces de un país con un nombre
que se queda asido con la prontitud de los labios, 
siendo un desconocido paria. 
Cuento historias, me escuchan los viejos, 
otros relatan con magnitud, la relación de sus propias epopeyas, 
y nos cansamos de escucharnos
hasta que explota, llena de luz, el alba en mi cerebro. 
Alguien dice que los vientos aún arrastran la muerte
que el inclemente ya no pertenece a este antiguo vecindario. 
Aun así, hoy me declaro rey de Snaeland, 
del suelo que se mantiene verde todavía, a pesar de la tristeza, 
cuando mis padres dejaron los ruegos y me hablaron con furia
para conocer de donde proviene tanto dolor inconsolado. 
Fueron otros los que esquivaron la mirada a la intensidad del fuego
y mis pasos torcieron súbitamente su rumbo, fiordo arriba, 
con mis hijos, con Ture y sus hermanos
donde la soledad se esconde silenciosa detrás las estrellas. 
Hoy me declaro rey de Snaeland. 
Un relámpago invernal intenta arrebatarme la certeza de mi lengua. 
Se desvirtúan los años en la raritud de otro suelo
y pienso que mis huesos se profanan, 
se herrumbran en la perpetuidad del esqueleto
si la verdad no alcanza la utilidad de la modestia. 
Entonces no hay más oficio que mirar la tierra desde abajo
para evitar la desesperación que trae la memoria en sus pendones. 
Hoy me declaro convencido rey de Snaeland. 
El mito no ha de quedar inconcluso en la apatía de este tiempo, 
sin dejar huella evidente de la anterioridad de mis pasos, 
porque sé que algún fantasma perseguirá eternamente mis sueños. 
Lloro quizás, al recordar las viejas desventuras, 
y tropiezo, con minuciosa calma
cuando los trastos de mi nueva casa se interpongan obstinados
en la lentitud de mis torpes pasos:
la oscuridad crece, silenciosa y desordenadamente en mis contornos, 
aun así, exijo la dignidad que el vencedor debe al derrotado. 
No hay ceremonia, ni invitados. 
No hay pajes, ni sirvientes:
solo la dignidad del que regresa 
hoy, cuando me declaro, finalmente, rey de Snaeland. 

***
Sergio Badilla Castillo (Valparaíso, 1947)

sábado, 19 de octubre de 2024

julio barco / me bebo todo el mar y ebrio












M E  B E B O  T O D O  E L  M A R  Y  E B R I O
Por nosotros y por lo que fue nuestro ser 
En medio de valles y palmeras sucias
Pregunto por los vericuetos de mi país
Salivo el viento lo plasmo en mi cerebro
Ya no hay caballos castizos ni incas presumidos
Hablo por los cuchillos y los disparos a quemarropa
Aún estoy aquí
Hablo por los transportistas y vendedores ambulantes
Escuchen
Hablo por el corazón enredado de mi época
Nosotros
Hablo por el mar ebrio que me puebla
En medio del repto hemisferio de mis cuadernos
En la rabia de la nada
En las Epístolas Cósmicas
En medio de un horizonte sin otro porvenir que
Medias limpias
Y en bolita en el ropero y talcos y teléfonos
Y calles desesperadas donde atiza mi pasión
Escapo de la ciudad A veces vuelvo los ojos
A toda la destrucción que me puebla.
Camino atrás de los semáforos, aún 
Presente en mi nervio y angustia. 
¿Es acaso esta la felicidad perseguida?
¿Es acaso, Chancay, el umbral presentido en mi paso?
¿Es acaso el poema?
Yo me precipité. Yo crucé las hileras mustias. 
La noche es un poema no escrito por mis ojos.
Quiero colocar este caos fuera de todo
Y en medio de las palabras
Encuentro barcos que se avecinan.
La lírica estranguló su corazón en limones podridos.
Otros barcos se van
Y mis ojos son ese otro mar que canta
Para la dimensión de las palabras bruñidas.
Ahora yo golpeo tiernamente mi corazón. 
Mis poemas no son productos chinos
Empacados en grandes industrias
Hechos de miles de manos asiáticas
Guardados entre plásticos de bolitas
Perfectamente apretables. 
Ni Jocundos Índices elevando el PBI nacional. 
Productos que arrojan a otros países
Cajas Cajas Cajas
Carros eléctricos, lámparas y cuchillos de plástico.
Productos para ensamblar siguiendo muchos pasos.
Para poner zapatos o sandalias.
Una tetera eléctrica no es este poema.
Ni tu voz que existe en el jardín de lo soñado. 
Pero hay sangre bombeando
En las arterias de mi verso
Hay libélulas lilas en mi palabra
Y no hay otros mensajes
Que la velocidad de estar vivo. 
No hay otras coordenadas que 
Consumir y trabajar, consumir y trabajar
En medio de las heridas y las deudas
Tan solo busco unos ojos perfectos. 
Sin embargo, más allá de las embarcaciones
Atizo estas palabras en la orilla.
Devuelvo al mar lo que tomé.
Y grito en medio de la noche, no sé si tú
Joven marino, oyes mi canción
Escúchala arrancada de la monotonía del infierno.
Este país hermoso es una mierda
Pronto colocarán una bomba en tu cerebro
En el centro comercial
La corrupción camina
Es un pedazo de ruda en la desesperación.
La poesía no se vende 
No es un producto chino a ofertar en una rifa

***
Julio Barco (Lima, 1991) Cantar de Chancay. Inédito.

viernes, 18 de octubre de 2024

eliseo diego / dos poemas










Voy a nombrar las cosas...

*

Voy a nombrar las cosas, los sonoros
altos que ven el festejar del viento,
los portales profundos, las mamparas
cerradas a la sombra y al silencio.

Y el interior sagrado, la penumbra
que surcan los oficios polvorientos,
la madera del hombre, la nocturna
madera de mi cuerpo cuando duermo.

Y la pobreza del lugar, y el polvo
en que testaron las huellas de mi padre,
sitios de piedra decidida y limpia,
despojados de sombra, siempre iguales.

Sin olvidar la compasión del fuego
en la intemperie del solar distante
ni el sacramento gozoso de la lluvia
en el humilde cáliz de mi parque.

Ni el estupendo muro, mediodía,
terso y añil e interminable.

Con la mirada inmóvil del verano
mi cariño sabrá de las veredas
por donde huyen los ávidos domingos
y regresan, ya lunes, cabizbajos.

Y nombraré las cosas, tan despacio
que cuando pierda el Paraíso de mi calle
y mis olvidos me la vuelvan sueño,
pueda llamarla de pronto con el alba.

~

Asombro

*

Me asombran las hormigas que al ir vienen
tan seguras de sí que me dan miedo
porque están donde van sin más preguntas
y aunque asomos de vida son perfectas
si minúsculas máquinas que saben
el dónde y el adónde que les toca
y a la muerte la ignoran como a nada
si no fuese tan útil instrumento
con que hacer de lo inerme nueva vida.

Pero aunque agrande su minucia viva
el azoro redondo en que las miro
y me apena que no se sepan nunca
tal como son en su afanarse oscuro
ya tan inmemorial como la Tierra

más me asombra mi pena y me convence
de que saberse el ser bien que la vale
aun cuando el precio sea tan alto como
el enorme silencio de allá afuera.

***
Eliseo Diego (La Habana, 1920-Ciudad de México, 1994)

jueves, 17 de octubre de 2024

carmen boullosa / carta al lobo










Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,

en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera
incluso de día o en el silencio

mar de resmas de hojas
que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo,
de yerbas entrelazadas,
de mareas de pájaros,
de oleadas de animales ocultos.

Llegue aquí cruzando el puente que une al mundo
temeroso con tu casa,

este lugar inhóspito,
inhóspito porque esta la mar de habitado,
habitado como el mar.

En todo hay traición porque todo esta vivo...

Por ejemplo, aquello, si desde aquí parece una sombra,
¿hacia donde caminara cuando despierte?
Como fiera atacara cuando pase junto a él,
cuando furioso conteste el sonido de mis pasos.

Así todo lo que veo.
En todo hay traición

...era el camino, lobo,
la ruta que me llevaba a ti...

Escucha mi delgada voz, tan cerca.
Ya estoy aquí.

Escoge de lo que traje lo que te plazca.
Casi no puedes mirarlo,
insignificante como es,
perdido en la espesura que habitas.
Estoy aquí para ofrecerte mi cuello,
mi frágil cuello de virgen,
un trozo pálido de carne con poco, muy poco que roerle,
tenlo, tenlo.
¡Apresura tu ataque!
¿Te deleitaras con el banquete?
(No puedo, no tengo hacia donde escapar
y no se si al clavarme los dientes
me miraras a los ojos).

Reconociéndome presa
y convencida de que no hay mayor grandeza que la del
cuello de virgen entregándose a ti,

ni mayor bondad que aquella inscrita en tu
doloroso,
lento
interminable
y cruel
amoroso ataque,

cierro esta carta.
Sinceramente tuya,

                                   Carmen.

***
Carmen Boullosa (Ciudad de México, 1954)

miércoles, 16 de octubre de 2024

pedro prado / dos poemas













Los pájaros errantes

*

Era en las cenicientas postrimerías del otoño, en los solitarios archipiélagos del sur.

Yo estaba con los silenciosos pescadores que en el breve crepúsculo, elevan las velas remendadas y trasparentes.

Trabajábamos callados, porque la tarde entraba en nosotros y en el agua entumecida.

Nubes de púrpura pasaban, como grandes peces, bajo la quilla de nuestro barco.

Nubes de púrpura volaban por encima de nuestras cabezas.

Y las velas turgentes de la balandra eran como las alas de un ave grande y tranquila que cruzara, sin ruido, el rojo crepúsculo.

Yo estaba con los taciturnos pescadores que vagan en la noche y velan el sueño de los mares.

En el lejano horizonte del sur, lila y brumoso, alguien distinguió una banda de pájaros.

Nosotros íbamos hacia ellos y ellos venían hacia nosotros.

Cuando comenzaron a cruzar sobre nuestros mástiles, oímos sus voces y vimos sus ojos brillantes que de paso, nos echaban una breve mirada.

Rítmicamente volaban y volaban unos tras los otros, huyendo del invierno, hacia los mares y las tierras del norte.

La peregrinación interminable, lanzando sus breves y rudos cantos, cruzaba, en un arco sonoro, de uno a otro horizonte.

Insensiblemente, la noche que llegaba iba haciendo una sola cosa del mar y del cielo, de la balandra y de nosotros mismos.

Perdidos en la sombra, escuchábamos el canto de los invisibles pájaros errantes.

Ninguno de ellos veía ya a su compañero, ninguno de ellos distinguía cosa alguna en el aire negro y sin fondo.

Hojas a merced del viento, la noche los dispersaría.

Mas no; la noche, que hace de todas las cosas una informe oscuridad, nada podía sobre ellos.

Los pájaros incansables volaban cantando, y si el vuelo los llevaba lejos, el canto los mantenía unidos.

Durante toda la fría y larga noche del otoño pasó la banda inagotable de las aves del mar.

En tanto, en la balandra, como pájaros extraviados, los corazones de los pescadores aleteaban de inquietud y de deseo.

Inconsciente, tembloroso, llevado por la fiebre y seguro de mi deber para con mis taciturnos compañeros, de pie sobre la borda, uní mi voz al coro, de los pájaros errantes.

~

Poder del amor

*

No sé si pienso en algo o bien en nada.
En puntillas se van las horas calladas.

Duerme mi voluntad y duerme mi conciencia
Y libran mis manos de toda extraña influencia.

Y mis manos se mueven como seres vivos,
seres que parecen ajenos a mí mismo.

Yo las miro hacer y luego no las veo
que de nada me sirven los ojos que llevo.

                        * * *

Heme vuelto en mí. Ante la vista tengo
diseño de la amada por mis manos hecho.

¡Oh, poder del amor, aún cuando no pienso
vive entre mis manos su recuerdo!

***
Pedro Prado (Santiago de Chile, 1886-Viña del Mar, 1952)

martes, 15 de octubre de 2024

d. h. lawrence / lluvia de otoño













Las hojas planas
caen negras y húmedas
sobre el césped

los fajos de nubes
en los campos del cielo
caen y se dibujan

en semillas de lluvia que caen;
la semilla del cielo
en mi cara

cae - vuelvo a oír
aún como ecos 
ese suave paso

el amortiguado suelo del cielo
los vientos que trillan
todo el grano

de lágrimas, el almacén
cosechado
en las espigas del dolor

recogidas en lo alto:
las hileras de los muertos
hombres muertos

ahora cribados suavemente
en el suelo del cielo;
el maná invisible

de todo el dolor
aquí para nosotros
es fino y divisible
cae como la lluvia.

***
D. H. Lawrence (Eastwood, 1885-Vence, 1930)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Autumn Rain

*

The plane leaves
fall black and wet
on the lawn;

the cloud sheaves
in heaven’s fields set
droop and are drawn

in falling seeds of rain;
the seed of heaven
on my face

falling — I hear again
like echoes even
that softly pace

heaven’s muffled floor,
the winds that tread
out all the grain

of tears, the store
harvested
in the sheaves of pain

caught up aloft:
the sheaves of dead
men that are slain

now winnowed soft
on the floor of heaven;
manna invisible

of all the pain
here to us given;
finely divisible
falling as rain.

lunes, 14 de octubre de 2024

kim addonizio / cata de vinos













Creo que detecto el cuero cuarteado.
Estoy segura que huelo las cerezas
del Shirley Temple que mi padre me compró

en 1959, en un bar en Orlando, Florida,
y el cloro de la bañera de mi madre.
Y los besos del invierno pasado, como sal en hielo negro,

como la luna alejándose de la tierra.
Cuando Li-Po bebía vino, la luna se zambullía
en el río, y él se tambaleaba.

Probablemente él saboreaba la risa.
Cuando mi amiga Susana bebe
llora porque es irlandesa

y no tiene hijos. Me gustaría saborear,
una vez más, la lluvia que llegó
una tarde y cayó un poco

donde estaba parada, entonces incliné mi rostro
sintiéndome viva en ambos mundos a la vez,
sabiendo que se terminaría y que no importaba.

***
Kim Addonizio (Washington DC, 1954)
Versión de Marina Kohon

/

Wine Tasting

*

I think I detect cracked leather.
I’m pretty sure I smell the cherries
from a Shirley Temple my father bought me

in 1959, in a bar in Orlando, Florida,
and the chlorine from my mother’s bathing cap.
And last winter’s kisses, like salt on black ice,

like the moon slung away from the earth.
When Li Po drank wine, the moon dove
in the river, and he staggered after.

Probably he tasted laughter.
When my friend Susan drinks
she cries because she’s Irish

and childless. I’d like to taste,
one more time, the rain that arrived
one afternoon and fell just short

of where I stood, so I leaned my face in,
alive in both worlds at once,
knowing it would end and not caring.

domingo, 13 de octubre de 2024

reina maría rodríguez / los frágiles espías













un polvo oscuro me ensombrece la mejilla
la boca el asco cómo cubrir el asco
la fragilidad de sus espías?
un polvo oscuro para cubrirlo todo
y pasar discreta sin que sepan que soy yo misma
con polvo oscuro cubriendo otro fracaso.
porque mis amigos mis buenos amigos también
habían calculado:
estamos hechos de límites no de barcos
y mis buenos y bellos amigos se embellecen
para poner alambres de púas.
pero yo sólo tengo polvo oscuro y va a llover
y se caerá ese embadurnamiento y se pondrán
opacos ellos también.
no soy divina ellos tampoco son divinos
pero los demás esperan encontrar todavía
dentro de nosotros.
de qué te puedo salvar sin un trasplante
de cosas esenciales? cómo relacionar
tu búsqueda conmigo y no ser vendible?
demasiada subasta.
me rompe el asco la boca cuando despierto
y pongo serio polvo oscuro sobre la mejilla
aún inofensiva
polvo oscuro para resbalar gelatinoso
y ellos caen en la trampa mis buenos y fieles
amigos que me hicieron soñar y descubrir sus trucos
frente a este espejo donde me veo y también estoy
mirándoles tan frágiles tan penosamente frágiles.
me lastima la manera de cometer sus crímenes
eran tan inteligentes al principio!

***
Reina María Rodríguez (La Habana, 1952)

sábado, 12 de octubre de 2024

luiza romão / dos poemas










casandra
entiende sis anunciar la desgracia
no es lo mismo que remediarla
primero dirás está podrida
después con pericia
rasparás de la cáscara la pulpa viscosa
el estiércol se esparce
hay hongos prehistóricos
hay hongos bendecidos
está podrido repetirá didáctica

ellos continuarán hurgándose los dedos del pie

tal vez llores tal vez te arranques
del pubis a la barbilla todos los pelos
una mujer carbonizada a media avenida
tal vez muestres informes del instituto del medio ambiente
la fotografía aérea de niños vietnamitas
hechos antes incontestables
hechos antes never more

ellos continuarán hurgándose los dedos de los pies

tal vez te tiren de loca o de ingenua
son incontables las formas de rebajar a una mujer
what? estás hablando en griego
está podrido tus senos en llamas
aún así
ellos se embadurnarán

~

andrómaca
no conocí troya
ruinas más ruinas menos
también guardamos piedras aquí al otro lado del océano
todo lo que aprendí fue en este alfabeto moderno
este es el momento apoteósico mi obsesión
nuestros despojos es troya
mis amigas acorraladas contra el escritorio del jefe es troya
la mujer amarrada bolsa negra en la cara fiesta de lujo es troya
las cucarachas royendo el ano de la guerrillera comunista es troya
es troya mi compañero baleado en la cara
es troya los cuerpos aparecidos en el manglar
las lideresas perseguidas las víctimas de feminicidio es troya
los milicos los fascistas los tiranos todos disparan contra troya
la filosofía el derecho el occidente nacen de la devastación de troya
¿ahora entiendes por qué volví?
no conocí troya pero la entreveo espléndida
en las caricias clandestinas durante los bombardeos y gas pimienta
en las barricadas en las clínicas de aborto en los albergues inusitados
en la desobediencia en el rincón sí en el rincón no me voy a entregar
tú gritas yo repito a través de los siglos hermana mía
no hay poemas para ti ninguna línea sobre cibeles
dónde perdimos la pista cuando se convirtió en espectáculo
maldita literatura y su panteón de victorias
abrázame fuerte la explosión está próxima ella ha de venir

***
Luiza Romão (Ribeirão Preto, 1992)
Versiones de Roberto Amezquita

viernes, 11 de octubre de 2024

eduardo chirinos / puerta de atocha - estación de los desamparados









           
       Váca mi estómago, váca mi yeyuno
                                       César Vallejo


1

Paradojas del movimiento. En el interior del tren
el paisaje se percibe desde la quietud. Todo
lo sólido se desvanece en el aire, deja partículas
de polvo, su estela multicolor en la retina.
En el exterior, en cambio, el paisaje es inmóvil.
El tren perfora la quietud como una aguja en la
arteria, como la sangre que circula en un cuerpo
inerte pero todavía vivo. Y el sol. El sol benéfico
que arde en los metales, en la memoria que
agradece la llegada del tren. Y me adormece. 

2

Ahora, por ejemplo, veo paisajes con vacas.
¿Por qué el tren me hace pensar en paisajes
con vacas? Del soporte de fierro cuelgan bolsas
como ubres. Están conectadas a mi cuerpo y mi
cuerpo, callado, las recibe. Miro sin entusiasmo
las ubres de las vacas. Su leche rosada y salina
que ha de llegar hasta mí. Una enfermera entra
a la habitación y pide mi boleto. Las vacas pastan
en las laderas de los Andes, vuelan por los tejados
de Madrid, aterrizan sin alas a orillas del Jocko.
Yo bebo su leche, palpo las ubres que cuelgan del
soporte de fierro. Siempre de pie, junto a mi cama. 

3

Estación de los Desamparados, mayo de 1973.
Todo está en orden: el sol, el río, los asientos
numerados. Domingo familiar en las afueras
de Lima. Escucho la algarabía del tren, su
insistente y frágil traqueteo. ¿Quién hace
tanta bulla? Quiero descansar, pero tampoco
quiero que se vayan. Me hace bien tanto
alboroto, tanto laberinto. La enfermera
me pide mi boleto. No lo tengo, pregúntele
a mis padres, tal vez esté escondido entre
las sábanas. El tren partió con media hora
de retraso. Miro las aguas del río. Ellas
también viajan, pero en sentido contrario.
Conforme suben se tornan más limpias,
más violentas, menos habladoras.

4

Silencio. Lo que necesito es silencio. Cierro
los ojos, acomodo la cabeza en la almohada
y trato de dormir. Pero no puedo. En cada
estación los ambulantes ofrecen sus productos:
bolsitas de cancha, de camote frito, de maní
tostado. Artesanía barata para turistas pobres.
La enfermera me trae la comida en una bandeja
de aluminio. Dice que volverá en dos horas.
Se llama Eulalia como la santa del pueblo,
como la marquesa de Darío que ríe y ríe y ríe. 

5

Estación de Atocha, septiembre de 1986.
Frente a nosotros viaja una familia de gitanos.
El compartimento es pequeño y huele mal.
Aquí no hay cante jondo, ni romance con luna,
ni sangre de cuchillos. Con una navaja el padre
corta un queso. La niña duerme en faldas de la
madre, el niño me ofrece revistas pornográficas
por tres duros. El destino se aleja a la velocidad
del tren, se adentra en la noche, se hunde sin
piedad en la pupila del lobo. Me aferro a los
barrotes de la cama (“váca mi estómago, váca
mi yeyuno”). En la próxima estación se bajan
los gitanos. Y yo debería irme con ellos.

6

Imagina un tren que parte de una estación
cualquiera. Imagina que en cada estación el
tren se multiplica. Que lo que fue al comienzo
un tren solitario y reluciente son ahora miles
circulando sin control. Invadiendo lentamente
y en silencio cada vía sana y libre de tu cuerpo.

7

Infiernillo es rojo y da miedo. Estoy hablando
de mi primer viaje en tren (Lima-Jauja, 1967).
Atrás quedó Desamparados, la cuesta amable
de Chosica, Matucana, San Mateo. Mejor no
mires, advierte mi madre. Estelas de sal en los
rieles podridos de la Oroya (3,700 m.s.n.m.).
El tren perfora la montaña y la divide en dos
en tres, en cuatro. La enfermera pregunta
si he comido ancas de rana. Hace tiempo me
arrodillé ante la Señora de los Desamparados,
me preguntó si leía revistas pornográficas.
No supe contestarle. Me perturban los ojos
del niño gitano, su insoportable olor a queso.
Mejor no mires, advierte mi madre. Abajo
camiones pequeñitos transportan minerales
a una fundición. Me siento mareado. Mejor no
mires, advierte mi madre. Mejor no mires.

8

Eulalia entra a la habitación y pide mi boleto.
Volteo nerviosamente los bolsillos, reviso una
y otra vez la billetera, rebusco entre las sábanas.
Si no lo encuentro tendré que bajarme en la
próxima estación. No te preocupes, me dice
un pasajero. Ahora ya eres uno de los nuestros. 

9

El tren es una mancha que enturbia la pureza
del paisaje. Perfora la quietud como una aguja
en la arteria, como la sangre que circula en un
cuerpo inerte, pero todavía vivo. Y el sol. El sol
benéfico que arde en los metales, en la memoria
que agradece la llegada del tren. Y me despierta.

***
Eduardo Chirinos (Lima, 1960-Missoula, 2016)

jueves, 10 de octubre de 2024

anne waldman / mi vida un libro










"Si digo que soy la mujercita de libro eso quiere decir 
que un pequeño que brota es mujer y que ella es la mujercita del libro"

                                                                                            María Sabina

Los árboles gradualmente se convierten en alfabetos y sugieren palabras, periféricas, epimerales, entonces desafían a los grandes nombres en la hegemonía humana. 
Sonido y tinta. Más allá de la cultura. Las neuronas despliegan pequeñas espinas que se extienden en el lenguaje. 
Un bebé, un cuerpo, un libro, una residencia. 
Lontar: la hoja de palabra sobre la que copias. 
Pecha: textos sagrados. Páginas rectangulares apiladas y envueltas en tela sagrada.
Tropezando, emerges desde el libro, ¿en el poema de quien habitas?
Dentro de las rocas, agua, guiones dakini ocultos en la formación de las nubes, en el sueño.
Libro de haya de roble de abedul. El niño mira hacia arriba, busca, un árbol
baja a la mano.
Fuga de papiros.
Primer pino omnipresente como en «pino para el amor», la fuga romántica no se acaba nunca.
Ojos en el bosque, código críptico en los granos de madera, los guiones se pasean por allí.
Los árboles leen paisajes codificados para el viajero y para cuando el viajero sale, ¿qué rastro queda?
Runas de significado turbulento cabalgan por galaxias encantadoras.
Espejismos cósmicos. El universo es un telescopio. La mujer es un libro.
Lenguaje sobre significado ensamblado frontalmente. y levantado y sostenido, ojos abiertos.
Mira en la lente del libro.
Pechos = libro.
Traza tu nombre. Significado: Anne. Llamada Grace, llamada otra. Bautizado
«espejo».
Niebla de formas sobre una imaginación lingual sexual.
Agita la mano hacia un giro físico, tiembla hacia la compatibilidad sólida de
lo que está a mano. Gira.
El niño hace marcas contra su vacío. Ladrillos, tablillas, tanteos para la música,
objetos con sentido y sonido dentro.
Eso es un disco, eso es un mapa, eso es una guía, no, eso es un libro sagrado.
No, eso es un índice, ¿una mesa?
No, una tabla.
Le livre est sur la table.
Un trono.
Te sientas en la enciclopedia de todo lo que hay que saber, y listas de nombres & números de todo lo que hay que saber en la ciudad de Nueva York.
No te pierdas ahí fuera peligroso, vuelve dentro y lee.
Abre con las manos.
Tu mundo se cierne entre seductoras cubiertas. Verdadera tragedia. Falsa tragedia.
Tragedia mixta.
Qué género eres si fueras literatura.
Si fueras una composición formal.
Si fueras una constitución.
Si fueras un sacerdote. ¿Qué género eres?
Si fueras un erudito, ¿qué tipo de libro serías?
Gnosis, un concepto. Literatura, un concepto.
Libros malos.
Crítica, un libro.
Épica, una canción.
Arte, un libro.
Arte, un concepto.
Libro, una canción.
Ideología, un libro.
Ciencia, un arte.
La política, una canción.
Testigo ocultista presencia una corriente de carácter.
Vocabulario, una gnosis.
Árbol, arte.
Carácter, un libro.
No hay necesidad de moverse de este árbol.
O quedarse dentro con un libro bueno/malo.
Crea tu texto a partir del primer momento oral después de haber estado fuera a vivir.
Te tiran el libro.
La política, un libro que te tiran.
Encierra tu sexo en un libro de arte-ciencia.
Revolución, un manual.
Vegetal, una página.
Ley, un código.
Grapa, un lomo.
Tinta, mineral.
Imaginación, animal.
Vox, animal.
Pegamento, animal.
Oral, momento.
Carne, mujer.
Una chica en un bosque oscuro en el momento de madera oscura.
Árboles a cada paso en el bosque en el oscuro momento carne.
No hay luz para leer al dar una vuelta por el bosque en el momento del oscuro bosque.
¿Antorchas? Intellectus.
Un libro de la imaginación de la madera todo iluminado.
Dominas la palabra duende.
Bebes el elixir de la gnosis.
Hob gob línea en la madera oscura convirtiéndose en un instante, un libro de madera oscura.
Entras, un libro diferente, una luz, un lugar para sentarse.
Los léxicos viven allí.
Todos los testamentos incluyendo letanías orales
^ hagiografías y cosmografías
viven allí.
Varios libros de varios dioses viven allí.
Las sustancias sagradas viven allí.
«Con las callampas veo a dios». (María Sabina)
Humano, un libro.
Dios, un arte.
Un libro de horas y los números iluminados para vivir viven ahí.
Manifiesto, una reivindicación.
Identidad cultural, un arte.
Suficiente para todos, un hecho.
La estructura de la onda, de la joven galaxia azul en formación estelar, ambas viven ahí.
Aplicación, memoria, sueño, datos a través del impulso-micro-chip-noche
viven aquí.
Una palabra comenzaba en un bosque & más importante que dios parecía la palabra en el bosque oscuro sale a la luz girando en el bosque oscuro espina neural mano ritual libro tenso instante.
Abstracción, libros fantasmas a la mano.

***
Anne Waldman (Millville, 1945) en J. Rothenberg y S. Clay (eds.), A Book of the Book. Nueva York: Granary Books, 2000, pp. 80-83.
Versión de Nicolás López-Pérez

miércoles, 9 de octubre de 2024

dino campana / dos poemas










Por el paisaje más ilustre

*

Por el paisaje más ilustre
ha paseado la memoria
con vuestro paso de pantera
por el paisaje más ilustre
vuestro paso de terciopelo
y vuestra mirada de virgen violada
vuestro paso silencioso como el recuerdo
asomado al pretil
por la corriente de agua
vuestros ojos fuertes de luz

~

En un momento

*

En un momento
Las rosas se marchitaron
Los pétalos cayeron
Porque no podía olvidar las rosas
Las habíamos buscado juntos
Habíamos encontrado las rosas
Eran sus rosas eran mis rosas
A este viaje lo llamábamos amor
Con nuestra sangre y nuestras lágrimas hacíamos las rosas
Que brillaban por un momento bajo el sol de la mañana
Marchitábamos las rosas bajo el sol entre las espinas
Las rosas no eran nuestras rosas
Mis rosas, sus rosas

PD. Y así olvidamos las rosas.

***
Dino Campana (Marradi, 1885-Scandicci, 1932)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

Sul più illustre paesaggio

*

Sul più illustre paesaggio
ha passeggiato il ricordo
col vostro passo di pantera
sul più illustre paesaggio
il vostro passo di velluto
e il vostro sguardo di vergine violata
il vostro passo silenzioso come il ricordo
affacciata al parapetto
sull'acqua corrente
i vostri occhi forti di luce.

~

In un momento

*

In un momento
Sono sfiorite le rose
I petali caduti
Perché io non potevo dimenticare le rose
Le cercavamo insieme
Abbiamo trovato delle rose
Erano le sue rose erano le mie rose
Questo viaggio chiamavamo amore
Col nostro sangue e colle nostre lagrime facevamo le rose
Che brillavano un momento al sole del mattino
Le abbiamo sfiorite sotto il sole tra i rovi
Le rose che non erano le nostre rose
Le mie rose le sue rose

P. S. E così dimenticammo le rose.

martes, 8 de octubre de 2024

pablo lacroix / dos poemas













La madre

*

Las esquinas de la pieza reflejan el hielo
o la silueta transparente
de una mujer preciosa que abraza
a los hijos mientras la sangre corre
 
Nadie te obligó
y nadie me obligó a devorar el plato
o esa fila de guisos
que se fríen en la nada
 
Pienso en lo que tocas y se endurece
cae piedra
Pienso en lo que palpas y es tan húmedo
luego frío
Pienso en lo que callas y me atormentas
Me retienes 
Nadie te obligó
y nadie me obliga
a devorar el plato
 
Hermosa es la silueta de aquella mujer
que besa el corazón
o entalla la sonrisa en el pacto famélico
que alarga mi vida
Hay una ráfaga de cuerpos
más allá del desplomo
o la trinchera de miembros más allá
del desagüe |Agitada la noche | más allá
del ventanal |Agitada la tierra
| más allá del desagüe | Atolondrada la vista |
después del grito
            Agitada la noche
Agitada la tierra
Atolondrada la vista
Yo soy la noche
o los sueños de la carne
en el altar de la vid
 
¿Y la madre?

¿Y la madre?

¿Y la madre?

Soportando el hielo


El padre

*

Comiendo del zorro o la mejilla austera
en los tiempos del ansia
Evitando el sueño o la premura del horror
esquivó la calma cuando todo fue frío
Así es la calma -me dijo un día-
 
Sostuvo mis brazos cuando el brazo era débil
golpeó mi rostro cuando pude perder
detuvo la piel en los tiempos de furia
-Silencio, más abajo, empuja fuerte el sabor
de la bilis que corre por tu boca, hijo-
 
Caen los ojos donde caen las noches
y cae el padrastro que por suerte no existe
Hay veces que uno piensa en las hojas que caen
cuando el invierno acecha más allá de las cortinas
 
Es el padre. Es el padre
El vestigio de la sombra
 
***
Pablo Lacroix (San Fernando, 1987)