Cuando tengo miedo, lo sé,
mi corazón, papel de lija,
se vuelve ligero, el ala de una alondra...
Estás en el juego,
contale cuánta agua
ha pasado bajo los puentes.
Contale cuánto azul
se abre después del desbole de los inviernos.
Tranquilizalo, como una antorcha
cuando de noche bailan los fuegos fatuos.
Y tené mi mano siempre apretada,
ponela en el guante de la tuya,
y decime una palabra,
una sola, votiva, bienhechora,
que me fructifique dentro,
como un cerezo al mediodía.
Piergiorgio Viti (Sulmona, 1978)
Versión de Jorge Aulicino
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Quando ho paura, lo so,
il mio cuore, carta vetrata,
diventa leggero, l’ala di un’allodola…
Tu stai al gioco,
raccontagli quanta acqua
è passata sotto ai ponti.
Raccontagli quanto azzurro
si apre dopo il putiferio degli inverni.
Rassicuralo, alla pari di una torcia
quando a notte danzano i fuochi fatui.
E tieni la mia mano sempre più stretta,
indossala nel guanto della tua,
poi dimmi una parola,
una sola, votiva, benestante,
che mi fruttifichi dentro
come un ciliegio a mezzogiorno.
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