No bebía
tenía el renunciamiento de un pez en el Sahara
de una vaca castrada por los banderilleros de la feria.
Comunista, pudo haber sido masón o cuáquero.
Igual le habrían cortado los nudillos,
igual habría partido su tazón con nadie.
En deplorables noches montaba a mi madre
como quien coge un tren equivocadamente.
Ah la pradera donde fue comido por los buitres
(sus hijos).
Ah este sol implacable sobre mis ojos.
Damaris Calderón (La Habana, 1967)
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