Poema para Editarte
*
Once años después te encontré en la misma calle
te pregunté qué fue de tus sueños
tus sueños que eran el dolor de aquella noche
cuando ebrio cerraste los ojos
y te echaste a correr por el centro / Tu sueño
comenzaba en los paneles comerciales
proyectados con violencia en la mirada de una niña
que vendía frunas en la Av. Alf. Ugarte
tu dolor proseguía en los muslos desnudos
de las prostitutas que morían en pie de cara
al crudo invierno
por esas calles sicodélicas meadas
se arrastraba pesado tu sueño / tu dolor
que era también el sueño y el circuito de la sangre
en los hospitales y en el cuerpo
que era el mismo sueño de un sinfín de piedras
bloqueando las carreteras del sur
pero nada interrumpía a tu sueño
que en su camino equivocado al sol
insistía en tirarse por la ventana cada tarde
nada lo interrumpía
ni siquiera la voz de la muchacha
gritando en la plaza Dos de Mayo
que ella era la luz que iluminaba
ese paisaje de muros calcinados
la luz que prestaba su luz a los postes
y hacía reverdecer los cables en los campos
en medio de una cruel ola de accidentes
tú perseguías a la muchacha que trazaba círculos
vacíos triángulos perfectos
en su depresión por La Colmena
seguías su rastro de girasoles adulterados
hasta el parque universitario
y entonces tu sueño
provenía del dolor de no entender cómo
cómo nadie puede verla / si aquella muchacha
es la luz que ilumina los pasajes estrechos
por los que yo voy a ciegas
~
Danza Antique
*
Hay un par de zapatos blancos obsoletos en el suelo un álbum de fotografías hay un techo y a él apuntan los dolores una escalera para salir huyendo hacia la noche largos monótonos gritos crecen en las calles periféricas archiveros llenos de historias clínicas banquetas y señalizaciones de una estación por donde nunca pasó el tren un gato de hojalata se mantiene en pie sobre un montículo de muebles raídos gallinazos y gaviotas se detienen frente al horror de las procreaciones un roedor que se multiplica se abre paso entre los cadáveres que se multiplican y abren paso del amor eso queda un espasmo lúdico cuelga de los faroles una gaita enferma apresura su música profana nuevaolera retrayendo los prepucios dos cuerpos semiconductores se levantan luminosos de entre los escombros como un monumento a la prosperidad se visten se desvisten irreparablemente se hacen el amor nada grafica mejor su soledad que la multitud corriendo como en un antiguo ritual del desierto
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Eduardo Borjas (Lima, 1984)
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