Mi libertad
*
Nadie debería raptarme.
Muero al lado del camino donde, querida madre,
Tú vienes y me levantas
En tus alas al cielo
Sé que tocaste mi andar solitario,
El simple tictac
del corazón de mis hijos
~
El amor
*
Cruje a través de nuestro sueño
Un parto delicado como la seda.
Como una flor palpitante.
Sobre nosotros dos.
Y vuelvo a casa
llevada por tu aliento.
A través de fábulas encantadas.
A través de leyendas enterradas.
Y mi sonrisa espinosa
juega con tus facciones profundas.
Y los suelos vienen
para acurrucarse en nosotros.
Cruje a través de nuestro sueño
Un parto delicado como la seda.
El tiempo eterno del sueño
Nos bendice a ambos.
~
Estoy triste
*
Tus besos se oscurecen en mi boca
Ya no me amas.
¡Y cómo viniste!
Azul por el paraíso.
Alrededor de tus más dulces fuentes
Mi corazón se aceleró.
Ahora quiero maquillarlo,
Igual que las prostitutas
De rojo colorean la rosa marchita de sus caderas.
Nuestros ojos a medio cerrar,
Como un cielo moribundo
La luna ha envejecido.
La noche ya no despertará.
Apenas me recuerdas
¿a dónde he de ir con mi corazón?
Else Lasker-Schüler (Wuppertal, 1869-Jerusalén, 1945)
Versiones de Nicolás López-Pérez
/
Meine Freiheit
*
Soll mir niemand rauben.
Sterb ich am Wegrand wo, liebe Mutter,
Kommst du und hebst mich
Auf deinem Flügel zu Himmel.
Ich weiß dich rührte mein einsam Wandeln,
Der spielende Tiktak
Meines Kinder Herzens
~
Die Liebe
*
Es rauscht durch unseren Schlaf
Ein feines Wehen wie Seide,
Wie pochendes Erblühen
Über uns beide.
Und ich werde heimwärts
Von Deinem Atem getragen,
Durch verzauberte Märchen,
Durch verschüttete Sagen.
Und mein Dornenlächeln spielt
Mit Deinen urtiefen Zügen,
Und es kommen die Erden
Sich an uns zu schmiegen.
Es rauscht durch unseren Schlaf
Ein feines Wehen wie Seide –
Der weltalte Traum
Segnet uns beide.
~
Ich bin traurig
*
Deine Küsse dunkeln, auf meinem Mund.
Du hast mich nicht mehr lieb.
Und wie du kamst – !
Blau vor Paradies.
Um deinen süßesten Brunnen
Gaukelte mein Herz.
Nun will ich es schminken,
Wie die Freudenmädchen
Die welke Rose ihrer Lende röten.
Unsere Augen sind halb geschlossen,
Wie sterbende Himmel –
Alt ist der Mond geworden.
Die Nacht wird nicht mehr wach.
Du erinnerst dich meiner kaum.
Wo soll ich mit meinem Herzen hin?
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